Pues bien, parece que esto tiene mejor pinta. Tras el chasco de la semana pasada con la forma en la que despacharon el tema del Rey de la Noche con toques de peli de Marvel, parece que el rió vuelve a su cauce.
¡Contiene Spoilers!
Tras la batalla por la vida, el ejercito de Daenerys y el Norte está diezmado, los protas lloran la muerte de sus secundarios, quien por otra parte con su heroica muerte junto a la del resto del ejército, han dejado a Sansa sin una de sus grandes preocupaciones, alimentar a dicho ejército. Ahora, quieras o no, tocan a más por cabeza (viva). Y ya que hay abundancia. ¿Que mejor manera para celebrar la victoria que un banquete?
Durante el banquete, vemos como todos brindan y comen para celebrar la vida, atrás quedan muchas de las rencillas del pasado, que quedaron apartadas para luchar la batalla y que ahora deambulan por el ambiente. La más tensa es la relación Sansa-Daenerys, que sigue crispándose cada vez más.
Mientras todos alaban a Dany por hacer a Gendry legitimo Señor de las tierras de su familia, Sansa ve que no es más que una estratagema para ganarse al pueblo. Exacto, volvemos a hablar de estrategia para el poder, y esto ya se parece más a Juego de Tronos. Pero no todo son sonrisas para la Madre de los Dragones, ya que tiene miedo de que Jon, su novio/sobrino le pase por delante en su carrera hacia el trono; ya que ve como tiene a las tropas de su lado.
Mientras Dany teme por su trono, Jaime y Brianne acompañados por una ingente cantidad de vino, culminan la tensión amorosa que los acompañaba desde hacia varias temporadas, tan prendado que Jaime de Brianne, que decidirá no ir a Kings Landing.
Jon, como siempre, ni sabe ni se entera de nada. Él se sigue jurando pleitesía a su tía-novia y promete que no reclamará el trono, pero Dany, temiendo que Sansa haga a Jon luchar por ello, le lanza un ultimátum: o ella o su familia, vamos, que al final, de una forma u otra, todo queda en familia para Jon.
Pese a las presiones, Jon se lo cuenta a sus hermanos cuando estos le estaban diciendo que no se fían de Dany, a los que hace jurar que no dirán nada. Poco después, Sansa se lo contará a Tyrion antes de que los ejércitos partan hacia Kings Landing para enfrentarse a Cersei mediante un planeado asedio, quien empezará a maquinar junto a Lord Vayris como gestionar esta revelación y se empezarán a cuestionar si es viable una traición.
Pero las especulaciones y los tejemanejes que tanto nos apasionan, se ven interrumpidos por el ataque de la flota de los Greyjoy a la flota de Daeneris, quien pierde un dragón en la batalla, los barcos y Missandei, que es tomada como rehén.
Tratando de poner algo de cordura, Tyrion intenta negociar sin éxito una tregua, que acaba con Cersei haciéndole un Ned Stark a Missandei, y si, esto ya es lo que nos gusta y lo que queremos ver.
A todo esto, Bronn ha llegado a Winterfell y como buen mercenario y haciendo honor a la promesa que le une a Tyrion, re-negocia la oferta que Cersei le hizo para matar a los hermanos Lannister, quienes le prometen Highgarden en otra escena estelar del capítulo, una escena con todos nuestros ingredientes favoritos: conspiración, violencia y vino.
Por su lado, Arya, después de romperle el corazón a Gendry, que pretendía casarse con ella, se va por su cuenta a atender “negocios pendientes”, lo que pretendía ser una escapada en solitario, se acaba transformando en un reencuentro de compañeros de viaje, ya que no irá sola, sino con su viejo amigo Clegane.
Por fin, por fin tenemos tramas retorcidas, pactos, poder en juego, juegos por el poder, movimientos en las sombras, muertes, en definitiva, tras 3 capítulos mal gestionados, tenemos temporada final de Juego de Tronos. Ahora si que nos quedamos deseando el próximo. ¿Llegará a tiempo Jon para unirse a Dany? ¿Quien se sentará en el trono? Ya queda poco. Se acerca el final.
Escrito por nuestro colaborador JMartin.
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